martes, 12 de julio de 2011

Cíclico


Un día casi primaveral, el mate lavado, las tres de la tarde, Buenos Aires, almohadas que perdieron la forma, demasiados insomnios, tu cara volviendo una y otra vez, pelusas en los ojos, el diario de Alejandra, poemas que se atascan en los dedos, telones levantados en mi ausencia, pastillas que olvido tomar, subtes repletos de gente.

Vos.

Elásticos, persecuciones lentas, discordias, comparecer ante los demás, sonreír al decir buen dia, comer, bañarse, lavarse del olor a martes-siempre martes- pegado en el cuerpo y la ropa. El reloj que atrasa, la alarma que no suena, lo que nunca regreso de todo lo que di, la incertidumbre que se asoma de a poquito, la convivencia desastrosa,las lagrimas que reprimo,la tristeza que adivinas siempre en mi rostro, la desilusión contemporánea.

Vos.


Vivir lejos, estar lejos, sentirte lejos

Vos.

Las personas que valen la pena y no puedo ver, los asientos incómodos del transporte publico, guardar silencio, mentir un poco, el vidrio invisible por el que nos saludamos, el vidrio que nos separa, los ojos que se besan, la gente que no sabe guardar silencio, secretos que no dije, la falta de planes para el fin de semana, las ganas gigantes de emprender esta vez un viaje sin regreso.El poema que te recite de memoria,un tango,la felicidad menos esperada.

Suena una canción triste en la radio, pero el día paradójicamente huele a cumpleaños y nadie le puso precio (todavía) a mirar para arriba. Las ganas se guardan para una próxima vez, hasta que tus brazos rodeen mi cintura, hasta que tus besos me saluden en la madrugada. Ganas de tener menos miedos, de que te olvides mi voz.
Ganas de que te sorprendas cada día de verme, ganas de perder la memoria de un golpe cada mañana.

Vos.