miércoles, 10 de septiembre de 2008

dos.


Entonces seré por fin la domadora de leones, la matadora, la torera aunque se que todavía falta demasiado.
Hasta cuando voy a alimentar esta leprosidad que me desencaja el rostro de noche?,esta concavidad que le grita a todos mi soledad y mi locura, mí terrible soledad.Esta enfermedad de guardar demasiada basura en bolsas negras y dejarlas en el deposito para olvidarlas.
Faltaran cigarros y ceniceros colapsados,y vino o vodka o sueño para compensar,o Alter such pleasures de Cortazar leída mil veces; y al final tu mano agrietada de trabajo dándome ánimos, pidiendo que no me vaya ,que no muera.
Y de nuevo recaeré en sueños indescifrables.En el despertador a las siete y el café con leche sin ganas.Vere a los chicos rumbo a la escuela y los envidiare en secreto, hasta que regrese la domadora de leones, la matadora, la torera para decirme que así estoy bien, recordarme que mire a los ojos a la muerte y la desafíe.