martes, 18 de enero de 2011

Esperanza


foto: Rai Robledo/http://www.rairobledo.com

Lo supo apenas lo vio, había algo en el que no lo había percibido nunca, algo que la atraía como un perfume lejano y envolvente; no podía dejar de mirarlo.
Era su modo de hablar, de mover las manos para explicarlo todo, en esa mueca que hacían los labios cuando no le gustaba lo que le decían. No, imposible precisarlo. Su instinto mas animal le indicaba negar a las veinte personas que estaban en el salón en ese momento y dedicar plenamente la atención y el cuerpo a ese hombre. Los demás hablaban de métricas y resultados o algo así escucho, no le importaba igual. Ver como él se hamacaba en la silla era su punto de fuga.
Había oigo algo acerca de las auras, de la atracción de los cuerpos, pero eso la excedía…¿Qué era esa fuerza que la empujaba irremediablente ante la sola presencia de ese hombre? Se dedico a crear maneras de perderlo de vista, porque ceder ante él era demasiado simple y no estaba acostumbrada a esas cosas, para ella los impulsos eran cosas de débiles y no estaba dispuesta a formar parte de ese grupo .Entonces, lo dicho, creó juegos de perdida, desencuentros mecanicos,miradas esquivas que la dejaban temblando.
Lo curioso es que cuantos más fuertes eran sus esfuerzos por abrir una brecha más hondo, más oscuro era el sentimiento de saber que se estaba equivocando ,que estaba destruyendo el muro que más tarde tendría que levantar ladrillo tras ladrillo. Pero la obstinación la llenaba.
Cerrar los ojos y sonrojarse es fácil, besar y después a la cama era una formula repetidísima ,saber que todos repetimos esas formulas le hacía hervir la sangre de monotonía; porque no era más que eso, un mecanismo arrastrado, la tierra debajo de la alfombra, una falsa reproducción de una maravilla.
Lo que Laura no sabía era donde estaba la punta del ovillo, quién había iniciado o si se habían iniciado todos juntos, los juegos de la naturaleza, la razón de ser de dos cuerpos iguales a todos los cuerpos pero que un día exacto, en un mismo instante deciden lamerse las miserias y bellezas ,no sabía si saltando podría perpetuar ese primer instante de magia y deslumbramiento, ese tartamudeo idiota que no la dejaba hablar ante un tipo que bien podría ser cualquier tipo, pero no, porque hacía meses que sin saberlo la había empujado a un juego de un solo participante, un juego de todos modos conocidísimo por ella, pero aburrido y lineal.
Podría hacer uso y abuso de ser mujer, destruirlo de amor y dejarse destruir. Destruir, deconstruir…eran palabras que la fascinaban. Había horas en que la presencia de Hernán se diluía hasta casi creer que nunca había existido, pero aparecía en cierta hora de la tarde, cuando todo se terminaba, cuando había que preparar la cena, cuando se acostaba en la alfombra a sentir que ese era un lugar perfecto para fumar los miles de cigarrillos de la nada, a filosofar sobre todos sus nudos y los de él; pero como eso todavía era una imagen difusa se divertía imaginando el mundo de Hernán, sus secretos, sus dolores, su risa.

Laura jamás dejo de esperar que el la salvara de sí misma.

Eliana Ramponi.----enero de 2011.